BIBLIOTECA DE ALAMOS FASE I  FINALIZACION
BITÁCORA de ROBIN

Imágenes e información

Robin Flinchum, traductora para Tomas Tomas
Robin es reportera y traductora español-inglés y ha pasado muchos años viajando por México. La siguiente es su bitácora registrando la instalación de la biblioteca de Alamos del 1 al 14 de marzo de 2000.

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La gran aventura de Alamos
(O dos semanas construyendo una biblioteca con Tomas Tomas)
Primero de marzo
– 14 de marzo de 2000

Día 1 

Me reuní con Tom Sawyer por primera vez en el aeropuerto internacional de Los Angeles, me habían dicho que lo reconocería por su gran bigote y era cierto. De Los Angeles volamos a Hermosillo y luego a Ciudad Obregón. Es un pequeño aeropuerto con una carrusel para equipaje de tres pies que facilita las cosas. Todo el equipaje llegó intacto, que siempre es una buena señal. Olivia Amabizca de la Fundación de Apoyo Infantil (FAI) nos recogió en el aeropuerto y pareció que se desconcertó un poco por el hecho de que soy mujer. Nos ofreció quedarnos a dormir en su casa pero nosotros agradecemos y rechazamos su oferta explicando que no nos conocemos lo suficientemente bien. Entonces nos llevó a la oficina de FAI, una hermosa hacienda de paja pintada con tintes naturales. Resulta que la construcción de este tipo de estructuras es uno de sus grandes proyectos. El interior está artísticamente decorado con muy buen gusto, con altos cielos arqueados y diferente tipo de baldosas en cada ofician, al igual que diferentes tipos de ventanas, puertas y techos. FAI ha construido 50 hogares de paja para familias involucradas en sus programas en Obregón. Son baratas, proveen un control natural de la temperatura ambiente y sorprendentemente bonitas. Tom y yo tuvimos que dormir en el suelo de la sala principal de reuniones y gracias a Dios yo llevé una bolsa de dormir. Hasta ese momento no había hablado una palabra de español, todos los que conocimos hablan inglés.  


Día 2 

Dormimos y nos despertamos temprano, justo cuando el sol estaba asomando sobre este hermoso paraje desértico. No había una ducha pero si un baño en el cual asearnos y luego estuvimos listos para seguir. Por supuesto nuestro transporte no apareció sino hasta un par de horas después, así que caminamos por la oficina observando todo y tratando de acostumbrarnos a estar allí. Me preocupé un poco porque no podía entender una palabra de lo que se decía, hablan muy rápido. Tenía la esperanza de adaptarme rápido, si no estaríamos en grandes problemas. Luis Leyva nos recogió alrededor de las 9:30 y su inglés es perfecto así que no hubo problema allí. Primero nos llevó a Navojoa, una ciudad más pequeña a la mitad del camino entre Obregón y Alamos. Fuimos a la ferretería y a la pinturería para comparar los precios de las cosas que íbamos a necesitar para la biblioteca y finalmente paramos a tomar un licuado. Me moría de hambre pero Tom estaba bien, había empacado una dotación para un año de sardinas enlatadas. Ofreció compartirlas pero creo yo no estaba TAN hambrienta después de todo. Cuando terminamos de hacer lo que teníamos que hacer en Navojoa nos fuimos a Alamos.  

Alamos es un pueblito dulcemente hermoso. Las calles son angostas y empedradas, los edificios son antiguos y están bien cuidados y pintados en colores claros. No hay graffiti y la gente que nos encontramos parecía bastante contenta. El sol brillaba y había flores por todos lados, especialmente veraneras, que de alguna manera siempre me hacen sentir que todo está bien en el mundo. En la oficina de campo de FAI en Alamos, conocimos a Maye, Emma y Lupe, los tres miembros del personal de FAI en Alamos. Me asusté mucho cuando Lupe, un entusiasta y amigable joven, empezó a hablarme sobre su proyecto de jardines orgánicos, hablaba tan rápido que juro que sus labios parecían distorsionarse. Maye, por otra parte, tiene una voz suave y habla más despacio. Tiene más o menos mi edad y es más bien hermosa, inteligente y capaz. Una de las primeras cosas que Tom quiso saber es cómo le está yendo a la niña que él patrocina, Marisol. Había estado teniendo algunos problemas de salud y Maye había estado trabajando con ella y su madre para mejorar la situación. Afortunadamente a Maye podía entenderle muy bien y pude comunicar a Tom que Marisol ha tenido algún tipo de parásito y que había sido tratada para eso y para la anemia y que estaba mejorando. La otra persona, Emma, también tiene más o menos mi edad, tal vez es un poco más joven. Nos preguntó si estaríamos lo suficientemente cómodos durmiendo en la oficina, que es un bonito edificio de concreto  con cocina, agua corriente cuando hay, una refrigeradora y una sala con un colchón. Le dijimos que estaríamos bien y en realidad se veía bastante lujoso y no tendríamos problemas arreglándonoslas con lo que había disponible.  

Por la tarde, Luis nos llevó a hacer mandados con Maye. Uno de los niños patrocinados por FAI había muerto de leucemia infantil y el funeral sería en la tarde. Maye nos contó que el hermano menor del niño fallecido también tenía la misma enfermedad y que ya otros niños habían muerto por esa causa antes. Maye se puso muy triste al hablar del tema. Ella tiene siete hijos propios y muchos otros (hay 600 niños patrocinados por FAI Alamos) a su cuidado. Ella es increíble.  

Nos reunimos con el director de la escuela, el profesor Juan Zoilo López y él nos lleva al pequeño edificio que han apartado para la biblioteca. Justo en ese momento estaba ocupado por una gente haciendo un censo pero nos prometió que estaría desocupado para las diez de la mañana siguiente. Tenía que ser limpiado y pintado, había una ventana rota y las luces tendrían que ser cambiadas. Había unas marcas raras en las parades y nos explicaron que eran termitas que comen cemento. El edificio albergaba el programa de desayunos escolares pero se acabaron los fondos. El director dijo que librarse de las termitas era fácil con un tipo de aceite. Discutimos brevemente el contrato entre Tomas Tomas y la escuela y el nombramiento de un comité para la biblioteca. Gracias a Dios, mi entendimiento del dialecto local estaba mejorando rápidamente.  

Luego de eso almorzamos en un pequeño restaurante llamado Las Palmeras. La vista daba a la plaza del pueblo, la cual estaba frente a la catedral. Nadie sabía qué tan vieja es la iglesia pero todos dijeron que había estado allí siempre. Luego fuimos a buscar a un carpintero y finalmente llegamos a un arreglo con el tercero que conocimos. Se llama Cuco y es un viejo amigo de Maye. El precio cotizado parece más alto de lo que Tom esperaba pero quedamos bastante contentos. Fuimos a buscar a Marisol pero no estaba en su casa, así que fuimos al Mirador, construido en la cima de una montaña desde donde se puede ver todo Alamos. En realidad es un lugar hermoso. Después fuimos a comprar unos víveres y regresamos a la oficina de campo de FAI donde Luis nos dejó para regresar a Obregón, prometiendo regresar pronto si podía. Lupe nos señaló su casa, que está justo a la vuelta de la esquina, nos dio las buenas noches y se fue. Tom y yo, exhaustos, desenrollamos nuestras bolsas de dormir y nos dormimos. Todos fueron muy amigables y serviciales, parecía que si lograríamos nuestra meta.

Día 3

Lo primero que hicimos fue cambiar dinero en el banco y darle a Cuco la cantidad en que habíamos quedado de acuerdo para que él pudiera ir a Navojoa y recoger los materiales que necesitaría; después fuimos a la tienda de pintura  y nos dimos cuenta de que los precios eran mejores en Alamos (tal vez porque Maye está con nosotros). El tiendero es muy amable y nos presta una escalera y un mango para los rodillos y luego vamos a la ferretería donde nos abastecemos con artículos de limpieza y otras cosas que esperamos ocupar durante el transcurso del día.  Al llegar a la escuela el edificio está casi vacío.  Empezamos a limpiar pero al poco tiempo de haber iniciado la tarea, cortaron el servicio de agua en la escuela. Los Alamos está en tiempo de sequía, ha habido poca lluvia este año.  El agua es racionada y a veces, simplemente no hay.  Nos damos por vencidos con la limpieza y empezamos a pintar.  El edificio, estando en terrenos de la esuela, está atrayendo muchos espectadores curiosos.  Estudiantes en hora de recreo se aglomeran en las puertas y las ventanas, viéndonos pintar.  En la tarde, Emma trae a dos muchachos para ayudarnos.  Tienen que ayudar en la comunidad ciertas horas como parte de sus requisitos para graduarse de su escuela.  Son excelentes pintores, ya que ambos habían hecho éste tipo de trabajo anteriormente.  Tom y yo sentimos alivio ya que a mí no me gusta pintar, no sé porque. Cuando llega la hora de retirarse en la tarde aún hay mas que pintar.  Hacemos arreglos para contratarlos para ayudarnos otra vez al siguiente día, quedamos en juntarnos en la escuela a las nueve de la mañana (el siguiente día es un sábado).  Por la noche nos vamos a la casa de Cuco para ver como sigue y para revisar los planes para los libreros otra vez.  Ya tiene listos la madera y los materiales cuestan menos que su presupuesto original.  Dice que los libreros deberían de estar listos en tres días.  En la noche planeamos ir al Gran Festival en el pueblo pero estamos muy cansados.  Nos sentamos en los escalones detrás de la oficina FAI, mirando al cielo estrellado, sintiéndonos agradecidos por el viento fresco.  Volvemos a dormirnos temprano.


Día 4

Nadie llega por nosotros en la mañana y estamos preocupados que los muchachos, Iván y Gilberto, no nos esperarán en la escuela.  Hasta ahora, no hemos podido encontrar un mapa de Alamos y aunque hemos recorrido el camino en carro varias veces, ninguno de los dos sentimos que podemos llegar a la escuela a pie.  Es un pueblo pequeño, pero hay varias callesitas, angostas, de un sólo sentido, partiéndose en direcciones confusas.  Finalmente como a las diez, Iván y Gilberto llegan a la oficina en un vochito que hicieron con el padre y el hermano de Iván  en el garaje de su padre.  Nos pasean por el pueblo en su cochecillo y nos vamos a la escuela y terminamos de pintar.  Ya terminado eso, nos vamos a Las Palmeras para almorzar (¡tan sabrosa la comida!), rondamos la plaza hasta que viene Lupe a buscarnos en su moto de tres llantas  y nos enseña como llegar a la casa.  ¡Por lo menos nos sabemos la mitad del camino!  Por la tarde finalmente empezamos a desempacar los libros.  Hay nueve cajas de libros en total, aunque todavía no sabemos el número exacto de cuantos libros son.  Los editores no estaban seguros de lo que tenían a la mano cuando Tom puso su orden.  Los libros son hermosos, tan hermosos.  Tom tiene una maquinita rotuladora y empezamos a mirar, contar, catalogar y rotular cada libro.  Los pondremos en uno de tres categorías: ficción, no-ficción, y referencia, y los pondremos en orden alfabético.  Aún no hay suficientes para organizarlos en un sistema Dewey Decimal.  Después, dice Tom, cuando haya más dinero y más libros, esperan contratar algunas personas para ayudar a organizar la biblioteca.  Nos pasamos lo que queda del día organizando los libros.  Cada caja que abrimos se siente como Navidad, todos son tan hermosos. 


Día 5
 

Esta mañana desayunamos en la casa de Emma.  Sus dos niños le ayudan a cocinar panqueques y chilaquiles.  Su casa, la cual ella deseñó es pequeña pero exquisitamente hermosa.  Hay unas pinturas excelentes en las paredes, que resultaron ser pintadas por Emma.  Ya no pinta estos días, dice que está muy ocupada con el trabajo y su familia, pero dice que le encanta su trabajo lo suficiente que no le molesta y volverá a pintar después.  Vamos a ver a Marisol y esta vez está en casa.  Hablamos con Marisol y su madre, Tomasa; hay confusión sobre donde está su padre.  Tomasa dice que se ha ido a otro pueblo para tocar música pero le ha dicho a Maye algo diferente. Tom hace muchas preguntas sobre la salud de Marisol y está satisfecho porque parece estar recuperándose muy bien de los parásitos (nunca supimos cuales eran).  Marisol le enseña a Tom un cuadro especial que ha guardado y había hecho para la foto de su esposa, Mari.  Cuelga sobre su cama, ella dice que le hace sentir segura y cuidada.  Tom le pregunta si le puede decir a su padre que le gustaría volver a escucharlo tocar alguna vez.  En la tarde, seguimos nuestro trabajo con los libros.  Nos sentamos en el piso con los libros en pilas rodeándonos, Tom sigue con la máquina rotuladora.  Yo soy la encargada del índice.  Estamos un poco tiesos por habernos encorvado todo el día, pero nos estamos divirtiendo.


Día 6
 

Libros, libros y más libros.  Cada caja parace tener libros aún mas lindos, pero a estas alturas todos están empezando a mezclarse en mi mente.  Como a la una de la tarde alguien toca la puerta.  No puedo decir que brinco para contestarla porque estoy sentada con las piernas cruzadas al igual que Tom.  De todas maneras, en la puerta están Marisol y su padre y un amigo de él.  Su padre, Jaime, nos ha traído su acordión y su amigo está cargando una guitarra.  Pasan a la salita y comienzan a tocar música, que nos anima bastante.  Tom hace arreglos con Jaime para que él y su grupo toquen en la fiesta del día de la inauguración de la biblioteca.  Es increíble pero estamos casi seguros que terminaremos con todo lo necesario para el lunes, día 13, y es cuando será la fiesta.  Al despedirse Jaime y Marisol, Emma nos maneja a Navajoa.  Compramos mesas de plástico y sillas en una tienda como Wal-Mart, y después de agonizar con nuestra indecisión, escogemos mesas de niños pensando que cabrían mejor en el espacio limitado.  La biblioteca estará abierta para todos los niños de Alamos pero en éste momento estamos pensando más en los niños pequeños que estarán utilizándola que los más grandes.  Luego nos dirigimos a la ferretería y recogemos una hoja de madera que Cuco ha ordenado, nos vamos  a una tienda de artefactos eléctricos y agarramos lo necesario para cuatro cajas de luces elevadas y después de buscar buen rato ahí encontramos una tabla de corcho para la pared.  Después nos vamos a la casa y terminamos con otra caja de libros.

Día 7 

Libros y más libros, y almuerzo en Las Palmeras.  Tom y yo podemos caminar de la oficina FAI a la plaza y a la escuela y todas las tiendas importanes en el camino. En la tarde, finalmente terminamos de organizar y numerar los libros y celebramos con unos sándwiches de mermelada y mantequilla de cacahuate y nos sentamos por allí durante lo que queda de la tarde, contando historias, admirando las pilas de libros y repasando todo lo que nos quedaba por hacer.

Día 8 

Lupe nos trae huevos frescos de las gallinas de sus padres y Tom nos cocina un suculento desayuno.  Partimos temprano a pie y recogemos toda clase de materiales; vidrio y masilla para la ventana rota, cosas para las luces florecentes, de nuevo a la tienda de pintura, en donde el tiendero parece ser un buen amigo y lo invitamos a la fiesta del día de la inauguración, y a la papelería, en donde compramos masking tape, cinta que en español se llama ‘masking tape’ (hay lo tienen), y unas buenas libretas alfabetizadas para copiar los índices de los libros.  En la escuela nos ponemos a pintar los bordes.  Las paredes son blancas para los murales que el amigo de Tom, George, pintará.  Los bordes, Tom ha decidido por alguna razón que sólo conoce él, serán anaranjados.  Juan Zoilo viene para ayudar y remplaza el vidrio de la ventana, unos muchachos haciendo servicio comunitario llegan y terminan los bordes, y mientras estamos hablando con Juan sobre la fiesta y quedando en una hora, llega George.  Él es una de aquellas personas que haya la manera de llegar a dónde quiere por su perseverancia y buena disposición. Tom y yo hemos sido guíados y nos han ayudado todo el camino, George ha llegado de Obregón por transportación pública y pudo llegar a la escuela con la ayuda de un taxista llamado Ramón.  Todos salimos a comer a Las Palmeras.  En la tarde, justo en cuanto estabamos pensado en como encontrar a la casa de Cuco sin ayuda cualquiera, Cuco llegó a la escuela para ver como estaban las cosas y para decirnos que había terminado los libreros. Conversamos con Cuco sobre hacerle un tratamiento a la madera para mantenerla a salvo de térmitas quienes ya habían comenzado a atacar la pintura fresca que habíamos puesto hace pocos días; y también hablamos sobre barnizarlos.  Él dice que él puede hacer eso y tenerlos listos para el sábado que sería buen tiempo.  Cuco siempre aparece cuando se menciona su nombre.  George se pasa lo que queda de la tarde pensado en que va pintar y en la noche nos acompaña a FAI.  Se ha reservado un cuarto barato afuerita de la plaza y cuando lo invitamos a quedarse en la oficina dice que mejor no, no puede ni imaginar apretándose en el colchoncito que estamos compartiendo, así es que Tom lo encamina al pueblo y nos dormimos. 


Día 9
 

Este día, resulta, es mi cumpleaños.  Lo primero que hace Tom, quien había sido prevenido del peligro de olvidarse de un evento tan importante, es desearme un feliz cumpleaños.  Salimos a desayunar al lugar de costumbre, Las Palmeras, donde conocemos a Omar Morales, el jefe de los bomberos en Alamos, quien también es un luchador profesional y masajista.  Omar es muy joven, sólo 24, pero el mayor de los bomberos en un grupo de voluntarios jóvenes quienes luchan contra los incendios forestales masivos con poca protección y tanques de carga.  Está sorprendido por la oferta de Tom y muy satisfecho.  Pasamos tiempo juntando información sobre el departamento de bomberos de Alamos y la experiencia personal de Omar, cuya es considerable e impresionante.  Él empezó a entrenar con la Cruz Roja como EMT cuando tenía ocho años de edad. 

George me trae un regalito muy lindo para mi cumpleaños, que incluye una galleta de fortuna que lee: ‘Lo que uno hace con sinceridad trae el premio mayor’.  Vamos a la tienda de pintura y compramos pinturas para el mural, George comienza y se va al pueblo.  Ya se ve maravilloso, muy colorido y grande y precisamente lo  que a uno le gustaría ver en una biblioteca (astronautas leyendo libros, un lápiz roqueta, y ese tipo de cosas).  Terminamos nuestro trabajo temprano y nos vamos a la plaza Alameda en donde Tom y George comen tacos y yo pollo asado y la muchacha de la tortillería me da tortillas de harina recién hechas. Fue delicioso. No hacemos mucho esa tarde, sentándonos por allí y nos vamos al cuarto de George y nos sentamos un poco más, después llegó Lupe y dijo que Emma lo había mandado para llevarme a la junta en el centro de mujeres.  Fuí a la junta, cual fue muy interesante, tratándose de la violencia doméstica y como sobrepasarla al unirse como una comunidad de mujeres, y como usar la ley a su ventaja.  El centro para mujeres es hecha tiernamente y las mujeres son, por supuesto, a todo dar.  Después de la junta (que fue en honor del día internacional de las mujeres) hubo comida y un pastel grande, y comí pastel en mi cumpleaños.  Luego Tom y yo fuimos a cenar a Las Palmeras, donde nos juntamos con George y Emma, y un amigo de Emma llegó y me cantó las mañanitas y tocó su guitarra.  Fue acompañado por las marácas por su hijo, ambos llamados Javier.  Tenía una voz maravillosa y cantaron unas canciones más antes de irse y me divertí bastante en mi cumpleaños.  Fue uno de los mejores que había pasado.

a 10 

En al mañana Lupe me saca una mesa para fuera y me siento en la sombra con el viento fresco y trabajo en copiar los índices a sus nuevos cuadernos.  Tom trabaja en las luces fluorescentes, con la ayuda de un niño de nueve años del otro lado de la calle.  En la tarde nos vamos a la escuela y George ha hecho un milagro con su parte del día.  Ha tenido unos niños que le han ayudado y ha terminado con una parte de la pared con las huellas de sus manos.  El lugar es sorprendentemente limpio después del caos que nos describe.  Lamentamos no haberlo visto como dice George que fue muy divertido.  En la tarde cenamos en Las Palmeras otra vez y nos vamos a la casa sintiéndonos muy satisfechos con todo.

 Día 11 

Hoy, el plan se une.  El mural está terminado, los libreros también, los libros están listos, las luces listas, la ventana arreglada.  Lupe y su amigo Fidel vienen a las nueve (dándonos el chisme de los andandos de George en la plaza la noche anterior)  y nosotros nos vamos a la casa de Cuco por los libreros y los llevamos a la escuela.  Juan (Zoilo) llega a las diez y nos lleva al banco por el dinero para Cuco mientras los muchachos agarran los libros y los traen.  Limpiamos los pisos y Juan les da un tratamiento de queroseno, luego pone los libreros y traemos los libros.  Marisol llega para ayudar a apilar los libros y ella, Carlos, el niño de Juan, y yo nos ponemos a trabajar mientras Tom limpia las ventanas y empieza a poner las mesas y sillas.  Las hermanas de Marisol y otros niños entran y salen.  Marisol y los demás pasan más tiempo leyendo que acomodando, que sale bien ya que la habilidad de alfabetizar no es algo que han desarrollado completamente y verlos leer es mejor que cualquier otra cosa.  Cuando los libros están apilados y las mesas y sillas están acomodadas es increíble, pero Juan está algo preocupado por las mesitas.  Son muy pequeñas — ¿qué se puede hacer?  Juan y Tom se van a Navajoa para regresar unas de las mesitas y compran unas más grandes y sillas más grandes.  A estas alturas Tom está aprendiendo poquito español, y Juan habla algo de inglés, y amablemente, dejan que me quede.  Me voy a la oficina FAI y me estiro en el colchón, en donde me quedo sin moverme hasta que Juan y Tom regresan.  Todo el trabajo se ha terminado.  George, fanático de ir a pescar le ha suplicado a Juan que nos lleve a pescar y Juan está de acuerdo, entonces hacemos planes para mañana.

Día 12 

Nos vamos a pescar con Juan y su esposa Conchita y sus dos hijos.  Son una familia muy divertida y nos vamos riéndonos y hablando todo el camino por el río.  Hemos tenido alguna confusión en nuestra comunicación con George y no lo encontramos en ningún lugar, y nos vamos sin él.  Él se ha hecho varios amigos en Alamos y suponemos que se ha ido a pescar con alguien más, como lo hizo ayer por la tarde.  Conchita y yo nos pasamos el día dormidas en la sombra de un arbol grande a un lado del río mientras Tom y Juan y los niños se van aventurando por hay.  No pescan muchos pescados pero parece que se divierten.  En la tarde, al llegar a la casa, hay varias notas de George preguntando que ha pasado, y llega poco después, amenazando daño físico por haberlo dejado atrás.  Pero muy pronto se recupera, siendo generalmente alegre y no muy fácilmente turbado.  Tom y George se van al pueblo y me quedo en la casa, pegada al colchón.  No puedo creer que todo ha pasado tan rápidamente, que el tiempo ya casi se ha acabado.  Todos han sido tan buenos y bondadosos.  De veras he estado deliriosamente contenta.

Día 13 

Es difícil describir exactamente como ha sido este día.  Llegamos temprano a la escuela para asegurarnos que todo estaba listo.  Nos fuimos al pueblo para hacer arreglos para las bebidas y todo eso, nos fuimos al departamento de bomberos para recoger la carta que ha escrito Omar para animar la donación de equipo para los bomberos de Alamos.  Tom y yo nos juntamos con Maye y Juan Zoilo y el director en la escuela de la tarde, quien también se llama Juan (Juan Torres).  Ellos formarán parte del comité de la biblioteca y cuidarán de los libros y asegurarán que la biblioteca está abierta para los niños entre semana de 8:00 am – 5:00 pm.  Todos firman el acuerdo oficial  que Tom necesitaba para satisfacer los requisitos 501(c)3, y luego nos llevan al patio de cemento en el centro de la escuela.  Nos sentamos en una mesa con el superintendente de la escuela y el presidente del PTA y Dora Elia García de la oficina FAI en Obregón y Emma y Maye y los niños hicieron un espectáculo increíble de baile y canto, poesía, una obra de un sólo acto  sobre Benito Juárez, tantito ballet y una obra de títeres.  Jaime y su grupo (la mayoría sus hermanos) tocaron entre actos y todos parecieron pasar un gran rato.  Sé que yo sí.  Después caminos a la biblioteca, en donde un listón rojo se había puesto en frente de la puerta, y Tom y Juan cortaron el listón juntos y la biblioteca se abre oficialmente.  Los niños entraron amontonándose todos y se comieron los libros con la vista y Jaime y su grupo siguieron tocando y cuando dijo Dora que era tiempo de irnos (ella nos iba llevar a Obregón para nuestro vuelo la siguiente mañana), los libros se habían reacomodado, la mejor indicación de todo lo que se había logrado en estas dos semanas con tantas personas trabajando juntas, valió todo el esfuerzo.  Cuco y Omar llegaron a la fiesta pero el tendero de la tienda de pinturas no se pudo escapar del trabajo.  Tuvimos la oportunidad de darle las gracias a todos por su ayuda y despedirrnos de una manera breve (la mejor manera de despedirse) de todas las personas de quienes todavía no estabamos listos de apartarnos.   

Dora nos manejó a la oficina FAI, en donde recogimos nuestras cosas y nos despedimos de Maye, Lupe y Emma.  Inevitablemente lloré y estaba muy triste al irme.  Estaba feliz de haber conocido a estas personas con tanto empuje y determinación y tanta bondad todo a la misma vez.  Por la tarde, llegamos a Obregón y Dora nos ofrece dormir en su casa.  Tiene una casa hermosa, con bastante agua.  El agua se acabó en la oficina FAI hace varios días, y estoy más que lista para un baño.  Se siente como el hotel Ritz.  El esposo de Dora nos enseñó su collección de discos y nos salimos todos al porche y hablamos con Christion Frettlohr, el fotógrafo de Boston que había venido para fotografiar la inaguración de la biblioteca en Alamos para FAI.  De Dora aprendemos bastante sobre el FAI y después nos dormimos, contentos.

Día 14 

Dora nos cocina el desayuno y luego nos lleva al aeropuerto en Obregón.  George se va regresar en autobús y nos despedimos de él allí.  Él se irá a la oficina con Dora por un rato antes de agarrar el autobús.  Tom y yo volamos a Hermosillo y después a Los Ángeles.  Allí, en el mismo aeropuerto que nos conocimos como extraños hacía dos semanas, partimos de compañía como los mejores de amigos, feliz de haber sido un par de dientes en una rueda grande que ojalá y sigua dando vuelta para hacer las cosas mejor para todos nosotros. 

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