BIBLIOTECA DE ALAMOS FASE I FINALIZACION BITÁCORA de ROBIN Imágenes e información Robin
Flinchum, traductora para Tomas Tomas -----------------------------
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La
gran aventura de Alamos Día 1 Me
reuní con Tom Sawyer por primera vez en el aeropuerto internacional de
Los Angeles, me habían dicho que lo reconocería por su gran bigote y
era cierto. De Los Angeles volamos a Hermosillo y luego a Ciudad Obregón.
Es un pequeño aeropuerto
con una carrusel para equipaje de tres pies que facilita las cosas. Todo
el equipaje llegó intacto, que siempre es una buena señal. Olivia
Amabizca de la Fundación de Apoyo Infantil (FAI) nos recogió en
el aeropuerto y pareció que se desconcertó un poco por el hecho de que
soy mujer. Nos ofreció quedarnos a dormir en su casa pero nosotros
agradecemos y rechazamos su oferta explicando que no nos conocemos lo
suficientemente bien. Entonces nos llevó a la oficina de FAI, una
hermosa hacienda de paja pintada con tintes naturales. Resulta que la
construcción de este tipo de estructuras es uno de sus grandes
proyectos. El interior está artísticamente decorado con muy buen
gusto, con altos cielos arqueados y diferente tipo de baldosas en cada
ofician, al igual que diferentes tipos de ventanas, puertas y techos.
FAI ha construido 50 hogares de paja para familias involucradas en sus
programas en Obregón. Son baratas, proveen un control natural de la
temperatura
ambiente y sorprendentemente bonitas. Tom y yo tuvimos que dormir en el
suelo de la sala principal de reuniones y gracias a Dios yo llevé una
bolsa de dormir. Hasta ese momento no había hablado una palabra de español,
todos los que conocimos hablan inglés.
Dormimos
y nos despertamos temprano, justo cuando el sol estaba asomando sobre
este hermoso paraje desértico. No había una ducha pero si un baño en
el cual asearnos y luego estuvimos listos para seguir. Por supuesto
nuestro transporte no apareció sino hasta un par de horas después, así
que caminamos por la oficina observando todo y tratando de
acostumbrarnos a estar allí. Me preocupé un poco porque no podía
entender una palabra de lo que se decía, hablan muy rápido. Tenía la
esperanza de adaptarme rápido, si no estaríamos en grandes problemas.
Luis Leyva nos recogió alrededor de las 9:30 y su inglés es perfecto
así que no hubo problema allí. Primero nos llevó a Navojoa, una
ciudad más pequeña a la mitad del camino entre Obregón y Alamos.
Fuimos a la ferretería y a la pinturería para comparar los precios de
las cosas que íbamos a necesitar para la biblioteca y finalmente
paramos a tomar un licuado. Me moría de hambre pero Tom estaba bien,
había empacado una dotación para un año de sardinas enlatadas. Ofreció
compartirlas pero creo yo no estaba TAN hambrienta después de todo.
Cuando terminamos de hacer lo que teníamos que hacer en Navojoa nos
fuimos a Alamos. Alamos
es un pueblito dulcemente hermoso. Las calles son angostas y empedradas,
los edificios son antiguos y están bien cuidados y pintados en colores
claros. No hay graffiti y la gente que nos encontramos parecía bastante
contenta. El sol brillaba y había flores por todos lados, especialmente
veraneras, que de alguna manera siempre me hacen sentir que todo está
bien en el mundo. En la oficina de campo de FAI en Alamos, conocimos a
Maye, Emma y Lupe, los tres miembros del personal de FAI en Alamos. Me
asusté mucho cuando Lupe, un entusiasta y amigable joven, empezó a
hablarme sobre su proyecto de jardines orgánicos, hablaba tan rápido
que juro que sus labios parecían distorsionarse. Maye, por otra parte,
tiene una voz suave y habla más despacio. Tiene más o menos mi edad y
es más bien hermosa, inteligente y capaz. Una de las primeras cosas que
Tom quiso saber es cómo le está yendo a la niña que él patrocina,
Marisol. Había estado teniendo algunos problemas de salud y Maye había
estado trabajando con ella y su madre para mejorar la situación.
Afortunadamente a Maye podía entenderle muy bien y pude comunicar a Tom
que Marisol ha tenido algún tipo de parásito y que había sido tratada
para eso y para la anemia y que estaba mejorando. La otra persona, Emma,
también tiene más o menos mi edad, tal vez es un poco más joven. Nos
preguntó si estaríamos lo suficientemente cómodos durmiendo en la
oficina, que es un bonito edificio de concreto
con cocina, agua corriente cuando hay, una refrigeradora y una
sala con un colchón. Le dijimos que estaríamos bien y en realidad se
veía bastante lujoso y no tendríamos problemas arreglándonoslas con
lo que había disponible. Por
la tarde, Luis nos llevó a hacer mandados con Maye. Uno de los niños
patrocinados por FAI había muerto de leucemia infantil y el funeral sería
en la tarde. Maye nos contó que el hermano menor del niño fallecido
también tenía la misma enfermedad y que ya otros niños habían muerto
por esa causa antes. Maye se puso muy triste al hablar del tema. Ella
tiene siete hijos propios y muchos otros (hay 600 niños patrocinados
por FAI Alamos) a su cuidado. Ella es increíble. Nos
reunimos con el director de la escuela, el profesor Juan Zoilo López y
él nos lleva al pequeño edificio que han apartado para la biblioteca.
Justo en ese momento estaba ocupado por una gente haciendo un censo pero
nos prometió que estaría desocupado para las diez de la mañana
siguiente. Tenía que ser limpiado y pintado, había una ventana rota y
las luces tendrían que ser cambiadas. Había unas marcas raras en las
parades y nos explicaron que eran termitas que comen cemento. El
edificio albergaba el programa de desayunos escolares pero se acabaron
los fondos. El director dijo que librarse de las termitas era fácil con
un tipo de aceite. Discutimos brevemente el contrato entre Tomas Tomas y
la escuela y el nombramiento de un comité para la biblioteca. Gracias a
Dios, mi entendimiento del dialecto local estaba mejorando rápidamente.
Luego
de eso almorzamos en un pequeño restaurante llamado Las Palmeras. La
vista daba a la plaza del pueblo, la cual estaba frente a la catedral.
Nadie sabía qué tan vieja es la iglesia pero todos dijeron que había
estado allí siempre. Luego fuimos a buscar a un carpintero y finalmente
llegamos a un arreglo con el tercero que conocimos. Se llama Cuco y es
un viejo amigo de Maye. El precio cotizado parece más alto de lo que
Tom esperaba pero quedamos bastante contentos. Fuimos a buscar a Marisol
pero no estaba en su casa, así que fuimos al Mirador, construido en la
cima de una montaña desde donde se puede ver todo Alamos. En realidad
es un lugar hermoso. Después fuimos a comprar unos víveres y
regresamos a la oficina de campo de FAI donde Luis nos dejó para
regresar a Obregón, prometiendo regresar pronto si podía. Lupe nos señaló
su casa, que está justo a la vuelta de la esquina, nos dio las buenas
noches y se fue. Tom y yo, exhaustos, desenrollamos nuestras bolsas de
dormir y nos dormimos. Todos fueron muy amigables y serviciales, parecía
que si lograríamos nuestra meta. Día
3 Lo
primero que hicimos fue cambiar dinero en el banco y darle a Cuco la
cantidad en que habíamos quedado de acuerdo para que él pudiera ir a
Navojoa y recoger los materiales que necesitaría; después fuimos a la
tienda de pintura y nos
dimos cuenta de que los precios eran mejores en Alamos (tal vez porque
Maye está con nosotros). El tiendero es muy amable y nos presta una
escalera y un mango para los rodillos y luego vamos a la ferretería
donde nos abastecemos con artículos de limpieza y otras cosas que
esperamos ocupar durante el transcurso del
día. Al llegar a la escuela el edificio está casi vacío.
Empezamos a limpiar pero al poco tiempo de haber iniciado la
tarea, cortaron el servicio de agua en la escuela. Los Alamos está en
tiempo de sequía, ha habido poca lluvia este año.
El agua es racionada y a veces, simplemente no hay.
Nos damos por vencidos con la limpieza y empezamos a pintar.
El edificio, estando en terrenos de la esuela, está atrayendo
muchos espectadores curiosos. Estudiantes
en hora de recreo se aglomeran en las puertas y las ventanas, viéndonos
pintar. En la tarde, Emma
trae a dos muchachos para ayudarnos.
Tienen que ayudar en la comunidad ciertas horas como parte de sus
requisitos para graduarse de su escuela.
Son excelentes pintores, ya que ambos habían hecho éste tipo de
trabajo anteriormente. Tom
y yo sentimos alivio ya que a mí no me gusta pintar, no sé porque.
Cuando llega la hora de retirarse en la tarde aún hay mas que pintar.
Hacemos arreglos para contratarlos para ayudarnos otra vez al
siguiente día, quedamos en juntarnos en la escuela a las nueve de la mañana
(el siguiente día es un sábado).
Por la
noche nos vamos a la casa de Cuco para ver como sigue y para revisar los
planes para los libreros otra vez.
Ya tiene listos la madera y los materiales cuestan menos que su
presupuesto original. Dice
que los libreros deberían de estar listos en tres días.
En la noche planeamos ir al Gran Festival en el pueblo pero
estamos muy cansados. Nos
sentamos en los escalones detrás de la oficina FAI, mirando al cielo
estrellado, sintiéndonos agradecidos por el viento fresco.
Volvemos a dormirnos temprano.
Nadie
llega por nosotros en la mañana y estamos preocupados que los muchachos,
Iván y Gilberto, no nos esperarán en la escuela.
Hasta ahora, no hemos podido encontrar un mapa de Alamos y aunque
hemos recorrido el camino en carro varias veces, ninguno de los dos
sentimos que podemos llegar a la escuela a pie.
Es un pueblo pequeño, pero
hay varias callesitas, angostas, de un sólo sentido, partiéndose en
direcciones confusas. Finalmente
como a las diez, Iván y Gilberto llegan a la oficina en un vochito que
hicieron con el padre y el hermano de Iván
en el garaje de su padre. Nos
pasean por el pueblo en su cochecillo y nos vamos a la escuela y
terminamos de pintar. Ya
terminado eso, nos vamos a Las Palmeras para almorzar (¡tan sabrosa la
comida!), rondamos la plaza hasta que viene Lupe a buscarnos en su moto
de tres llantas y nos enseña
como llegar a la casa. ¡Por
lo menos nos sabemos la mitad del camino! Por la tarde finalmente empezamos a desempacar los libros.
Hay nueve cajas de libros en total, aunque todavía no sabemos el
número exacto de cuantos libros son.
Los editores no estaban seguros de lo que tenían a la mano
cuando Tom puso su orden. Los
libros son hermosos, tan hermosos.
Tom tiene una maquinita rotuladora y empezamos a mirar, contar,
catalogar y rotular cada libro. Los
pondremos en uno de tres categorías: ficción, no-ficción, y referencia,
y los pondremos en orden alfabético.
Aún no hay suficientes para organizarlos en un sistema Dewey Decimal. Después,
dice Tom, cuando haya más dinero y más libros, esperan contratar
algunas personas para ayudar a organizar la biblioteca. Nos pasamos lo que queda del día organizando los libros.
Cada caja que abrimos se siente como Navidad, todos son tan
hermosos.
Esta
mañana desayunamos en la casa de Emma.
Sus dos niños le ayudan a cocinar panqueques y chilaquiles. Su casa, la cual ella deseñó es pequeña
pero exquisitamente hermosa. Hay
unas pinturas excelentes en las paredes, que resultaron ser pintadas por
Emma. Ya no pinta estos días, dice que está muy ocupada con el
trabajo y su familia, pero dice que le encanta su trabajo lo suficiente
que no le molesta y volverá a pintar después.
Vamos a ver a Marisol
y esta vez está en casa. Hablamos
con Marisol y su madre, Tomasa; hay confusión sobre donde está su
padre. Tomasa dice que se
ha ido a otro pueblo para tocar música pero le ha dicho a Maye algo
diferente. Tom hace muchas preguntas sobre la salud de Marisol y está
satisfecho porque parece estar recuperándose muy bien de los parásitos
(nunca supimos cuales eran). Marisol
le enseña a Tom un cuadro especial que ha guardado y había hecho para
la foto de su esposa, Mari. Cuelga
sobre su cama, ella dice que le hace sentir segura y cuidada.
Tom le pregunta si le puede decir a su padre
que le gustaría volver a escucharlo tocar alguna vez.
En la tarde, seguimos nuestro trabajo con los libros.
Nos sentamos en el piso con los libros en pilas rodeándonos, Tom
sigue con la máquina rotuladora. Yo
soy la encargada del índice. Estamos
un poco tiesos por habernos encorvado todo el día, pero nos estamos
divirtiendo.
Libros, libros y más libros. Cada caja parace tener libros aún mas lindos, pero a estas alturas todos están empezando a mezclarse en mi mente. Como a la una de la tarde alguien toca la puerta. No puedo decir que brinco para contestarla porque estoy sentada con las piernas cruzadas al igual que Tom. De todas maneras, en la puerta están Marisol y su padre y un amigo de él. Su padre, Jaime, nos ha traído su acordión y su amigo está cargando una guitarra. Pasan a la salita y comienzan a tocar música, que nos anima bastante. Tom hace arreglos con Jaime para que él y su grupo toquen en la fiesta del día de la inauguración de la biblioteca. Es increíble pero estamos casi seguros que terminaremos con todo lo necesario para el lunes, día 13, y es cuando será la fiesta. Al despedirse Jaime y Marisol, Emma nos maneja a Navajoa. Compramos mesas de plástico y sillas en una tienda como Wal-Mart, y después de agonizar con nuestra indecisión, escogemos mesas de niños pensando que cabrían mejor en el espacio limitado. La biblioteca estará abierta para todos los niños de Alamos pero en éste momento estamos pensando más en los niños pequeños que estarán utilizándola que los más grandes. Luego nos dirigimos a la ferretería y recogemos una hoja de madera que Cuco ha ordenado, nos vamos a una tienda de artefactos eléctricos y agarramos lo necesario para cuatro cajas de luces elevadas y después de buscar buen rato ahí encontramos una tabla de corcho para la pared. Después nos vamos a la casa y terminamos con otra caja de libros. Día
7 Libros y más libros, y almuerzo en Las Palmeras. Tom y yo podemos caminar de la oficina FAI a la plaza y a la escuela y todas las tiendas importanes en el camino. En la tarde, finalmente terminamos de organizar y numerar los libros y celebramos con unos sándwiches de mermelada y mantequilla de cacahuate y nos sentamos por allí durante lo que queda de la tarde, contando historias, admirando las pilas de libros y repasando todo lo que nos quedaba por hacer. Día
8 Lupe
nos trae huevos frescos de las gallinas de sus padres y Tom nos cocina
un suculento desayuno. Partimos
temprano a pie y recogemos toda clase de materiales; vidrio y masilla
para la ventana rota, cosas para las luces florecentes, de nuevo a la
tienda de pintura, en donde el tiendero parece ser un buen amigo y lo
invitamos a la fiesta del día de la
inauguración,
y a la papelería, en donde compramos masking tape, cinta que en español se llama ‘masking tape’ (hay lo tienen), y unas buenas libretas
alfabetizadas para copiar los índices de los libros.
En la escuela nos ponemos
a pintar los bordes. Las paredes son blancas para los murales que el amigo de Tom,
George, pintará. Los
bordes, Tom ha decidido por alguna razón que sólo conoce él, serán
anaranjados. Juan Zoilo
viene para ayudar y remplaza el vidrio de la ventana, unos muchachos
haciendo servicio comunitario llegan y terminan los bordes, y mientras
estamos hablando con Juan sobre la fiesta y quedando en una hora, llega
George. Él es una de
aquellas personas que haya la manera de llegar a dónde quiere por su
perseverancia y buena disposición. Tom y yo hemos sido guíados
y nos han ayudado todo el camino, George ha llegado de Obregón por
transportación pública y pudo llegar a la escuela con la ayuda de un
taxista llamado Ramón. Todos
salimos a comer a Las Palmeras. En
la tarde, justo en cuanto estabamos pensado en como encontrar a la casa
de Cuco sin ayuda cualquiera, Cuco llegó a la escuela para ver como
estaban las cosas y para decirnos que había terminado los libreros.
Conversamos con Cuco sobre hacerle un tratamiento a la madera para
mantenerla a salvo de térmitas quienes ya habían comenzado a atacar la
pintura fresca que habíamos puesto hace pocos días; y también
hablamos sobre barnizarlos. Él
dice que
él puede hacer eso y tenerlos listos para el sábado que sería buen
tiempo. Cuco siempre
aparece cuando se menciona su nombre.
George se pasa lo que queda de la tarde pensado en que va pintar
y en la noche nos acompaña a FAI.
Se ha reservado un cuarto barato afuerita de la plaza y cuando lo
invitamos a quedarse en la oficina dice que mejor no, no puede ni
imaginar apretándose en el colchoncito que estamos compartiendo, así
es que Tom lo encamina al pueblo y nos dormimos.
Este
día, resulta, es mi cumpleaños. Lo
primero que hace Tom, quien había sido prevenido del peligro de
olvidarse de un evento tan importante, es desearme un feliz cumpleaños.
Salimos a desayunar al lugar de costumbre, Las Palmeras, donde
conocemos a Omar Morales, el jefe de los bomberos en Alamos, quien también
es un luchador profesional
y masajista. Omar es muy
joven, sólo 24, pero el mayor de los bomberos en un grupo de
voluntarios jóvenes quienes luchan contra los incendios forestales
masivos con poca protección y tanques de carga.
Está sorprendido
por la oferta de Tom y muy satisfecho. Pasamos tiempo juntando información sobre el departamento de
bomberos de Alamos y la experiencia personal de Omar, cuya es
considerable e impresionante. Él
empezó a entrenar con la Cruz Roja como EMT
cuando tenía ocho años de edad. George
me trae un regalito muy lindo para mi cumpleaños, que incluye una
galleta de fortuna
que lee: ‘Lo que uno hace con sinceridad trae el premio mayor’.
Vamos a la tienda de pintura y compramos pinturas para el mural,
George comienza y se va al pueblo.
Ya se ve maravilloso, muy colorido y grande y precisamente lo
que a uno le gustaría ver en una biblioteca (astronautas leyendo
libros, un lápiz roqueta, y ese tipo de cosas).
Terminamos nuestro trabajo temprano y nos vamos a la plaza
Alameda en donde Tom y George comen tacos y yo pollo asado y la muchacha
de la tortillería me da tortillas de harina recién hechas. Fue
delicioso. No hacemos mucho esa tarde, sentándonos por allí y nos
vamos al cuarto de George y nos sentamos un poco más, después llegó
Lupe y dijo que Emma lo había mandado para llevarme a la junta en el
centro de mujeres. Fuí a
la junta, cual fue muy interesante, tratándose de la violencia doméstica
y como sobrepasarla al unirse como una comunidad de mujeres, y como usar
la ley a su ventaja. El
centro para mujeres es hecha tiernamente y las mujeres son, por supuesto,
a todo dar. Después de la
junta (que fue en honor del día internacional de las mujeres) hubo
comida y un pastel grande, y comí pastel en mi cumpleaños.
Luego Tom y yo fuimos a cenar a Las Palmeras, donde nos juntamos
con George y Emma, y un amigo de Emma llegó y me cantó las mañanitas
y tocó su guitarra. Fue
acompañado por las marácas por su hijo, ambos llamados Javier.
Tenía una voz maravillosa y cantaron unas canciones más antes
de irse y me divertí bastante en mi cumpleaños.
Fue uno de los mejores que había pasado. Dí En
al mañana Lupe me saca una mesa para fuera y me siento en la sombra con
el viento fresco y trabajo en copiar los índices a sus nuevos cuadernos. Tom trabaja en las luces fluorescentes, con la ayuda de un niño
de nueve años del otro lado de la calle.
En la tarde nos vamos a la escuela y George ha hecho un milagro
con su parte del día. Ha
tenido unos niños que le han ayudado y ha terminado con una parte de la
pared con las huellas de sus manos.
El lugar es sorprendentemente limpio después del caos que nos
describe. Lamentamos no
haberlo visto como dice George que fue muy divertido.
En la tarde cenamos en Las Palmeras otra vez y nos vamos a la
casa sintiéndonos muy satisfechos con todo. Día
11 Hoy,
el plan se une. El mural
está terminado, los libreros también, los libros están listos, las
luces listas, la ventana arreglada.
Lupe y su amigo Fidel vienen a las nueve (dándonos el chisme de
los andandos de George en la plaza la noche anterior)
y nosotros nos vamos a la casa de Cuco por los libreros y los
llevamos a la escuela. Juan
(Zoilo) llega a las diez y nos lleva al banco por el dinero para Cuco
mientras los muchachos agarran los libros y los traen.
Limpiamos los pisos y Juan les da un tratamiento de queroseno,
luego pone los libreros y traemos los libros.
Marisol llega para ayudar a apilar los libros y ella, Carlos, el
niño de Juan, y yo nos ponemos a trabajar mientras Tom limpia las
ventanas y empieza a poner las mesas y sillas.
Las hermanas de Marisol y otros niños entran y salen.
Marisol y los demás pasan más tiempo leyendo que acomodando,
que sale bien ya que la habilidad de alfabetizar no es algo que han
desarrollado completamente y verlos leer es mejor que cualquier otra
cosa.
Cuando los libros están apilados y las mesas y sillas están
acomodadas es increíble, pero Juan está algo preocupado por las
mesitas. Son muy pequeñas
— ¿qué se puede hacer? Juan
y Tom se van a Navajoa para regresar unas de las mesitas y compran unas
más grandes y sillas más grandes.
A estas alturas Tom está aprendiendo poquito español, y Juan
habla algo de inglés, y amablemente, dejan que me quede.
Me voy a la oficina FAI y me estiro en
el colchón, en donde me quedo sin moverme hasta que Juan y Tom regresan.
Todo el trabajo se ha terminado.
George, fanático de ir a pescar le ha suplicado a Juan que nos
lleve a pescar y Juan está de acuerdo, entonces hacemos planes para mañana. Día
12 Nos
vamos a pescar con Juan
y su esposa Conchita y sus dos hijos.
Son una familia muy divertida y nos vamos riéndonos y hablando
todo el camino por el río. Hemos
tenido alguna confusión en nuestra comunicación con George y no lo encontramos
en ningún lugar, y nos vamos sin él.
Él se ha hecho varios amigos en Alamos y suponemos que se ha ido
a pescar con alguien más, como lo hizo ayer por la tarde.
Conchita y yo nos pasamos el día dormidas en la sombra de un
arbol grande a un lado del río mientras Tom y Juan y los niños se van
aventurando por hay. No
pescan muchos pescados pero parece que se divierten.
En la tarde, al llegar a la casa, hay varias notas de
George preguntando que ha pasado, y llega poco después, amenazando daño
físico por haberlo dejado atrás.
Pero muy pronto se recupera, siendo generalmente alegre y no muy
fácilmente turbado. Tom y George se van al pueblo y me quedo en la casa, pegada
al colchón.
No puedo creer que todo ha pasado tan rápidamente, que el tiempo
ya casi se ha acabado. Todos
han sido tan buenos y bondadosos. De
veras he estado deliriosamente contenta. Día
13 Es
difícil describir exactamente como ha sido este día.
Llegamos temprano a la escuela para asegurarnos que todo estaba
listo. Nos fuimos al pueblo
para hacer arreglos para las bebidas y todo eso, nos fuimos al
departamento de bomberos para recoger la carta que ha escrito Omar para
animar la donación de equipo para los bomberos de Alamos.
Tom y yo nos juntamos con Maye y Juan Zoilo y el
director en la escuela de la tarde, quien también se llama Juan (Juan
Torres). Ellos formarán
parte del comité de la biblioteca y cuidarán de los libros y asegurarán
que la biblioteca está abierta para los niños entre semana de 8:00 am
– 5:00 pm. Todos firman
el acuerdo oficial que Tom
necesitaba para satisfacer los requisitos 501(c)3, y luego nos llevan al
patio de cemento en el centro de la escuela.
Nos sentamos en una mesa con el superintendente de la escuela y
el presidente del PTA y Dora
Elia García de la oficina FAI en Obregón y Emma y Maye y los niños
hicieron un espectáculo increíble de baile y canto, poesía,
una obra de un sólo acto sobre Benito Juárez, tantito ballet y una obra de títeres.
Jaime y su grupo (la mayoría sus hermanos) tocaron entre actos y
todos parecieron pasar un gran rato.
Sé que yo sí. Después caminos a la biblioteca, en donde un listón rojo se
había puesto en frente de la puerta, y Tom y Juan cortaron el listón
juntos y la biblioteca se abre oficialmente.
Los niños entraron amontonándose todos y se comieron los libros
con la vista y Jaime y su grupo siguieron tocando y cuando dijo Dora que
era tiempo de irnos (ella nos iba llevar a Obregón para nuestro vuelo
la siguiente mañana), los libros se habían reacomodado, la mejor
indicación de todo lo que se había logrado en estas dos semanas con
tantas personas trabajando juntas, valió todo el esfuerzo.
Cuco y Omar llegaron a la fiesta pero el tendero de la tienda de
pinturas no se pudo escapar del trabajo.
Tuvimos la oportunidad de darle las gracias a todos por su ayuda
y despedirrnos de una manera breve (la mejor manera de despedirse) de
todas las personas de quienes todavía no estabamos listos de apartarnos.
Dora
nos manejó a la oficina FAI, en donde recogimos nuestras cosas y nos
despedimos de Maye, Lupe y Emma. Inevitablemente
lloré y
estaba muy triste al irme. Estaba
feliz de haber conocido a estas personas con tanto empuje y determinación
y tanta
bondad todo a la misma vez. Por
la tarde, llegamos a Obregón y Dora nos ofrece dormir en su casa.
Tiene una casa hermosa, con bastante agua.
El agua se acabó en la oficina FAI hace varios días, y estoy más
que lista para un baño. Se
siente como el hotel Ritz. El esposo de Dora
nos enseñó su collección de discos y nos salimos todos al porche y
hablamos con Christion Frettlohr, el fotógrafo de Boston que había
venido para fotografiar la inaguración de la biblioteca en Alamos para
FAI. De Dora aprendemos bastante sobre el FAI y después nos
dormimos, contentos. Día
14 Dora
nos cocina el desayuno y luego nos lleva al aeropuerto en Obregón. George se va regresar en autobús y nos despedimos de él allí.
Él se irá a la oficina con Dora por un rato antes de agarrar el
autobús. Tom y yo volamos
a Hermosillo y después a Los Ángeles.
Allí, en el mismo aeropuerto que nos conocimos como extraños
hacía dos semanas, partimos de compañía como los mejores de amigos,
feliz de haber sido un par de dientes en una rueda grande que ojalá y
sigua dando vuelta para hacer las cosas mejor para todos nosotros.
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